Ilustrísimo Mons. Rafael Zornoza Boy, me dirijo a usted para mostrarle desde mi punto de vista como me siento.
Tan sólo soy una joven de 18 años, de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Sangre de Medina Sidonia.
Hace unos 4 años me acerqué a la Iglesia de la Vitoria por casualidad, nunca me había llamado la atención pertenecer a ninguna hermandad ni nada de eso, mi compromiso con Dios era ir a misa los Domingos y poco más, pero aquel día sobre esta fecha cambió todo.
Al entrar me encontré con un grupo de jóvenes haciendo un belén, y sin apenas conocerlos me animaron a que les ayudara y me ofrecí. Desde entonces todo cambió.
Me di cuenta que aquello era como una familia, que había gente de mi edad en mi pueblo que creía incondicionalmente en Dios, que les gustaba ir a misa, y pronto empecé a formar parte de ellos.
Me resultó muy extraño porque hoy en día es muy difícil encontrar a un grupo de jóvenes en una Iglesia incluso los fines de semana, poniendo tanto empeño en crear un belén.
Iba pasando el tiempo y aquello iba a mejor, nos queríamos todos, me hice hermana de aquella hermandad, que era mi familia, pero como suele pasar, siempre hay alguno dispuesto a fallar a su propia familia por tal de tener el poder.
Estos años en esa hermandad me unieron más a Dios, hacíamos actividades por nuestra hermandad, íbamos de Camping, abríamos la Iglesia en jornada de puertas abiertas, montábamos los triduos, me vestía de monaguilla en misa, y la Semana Santa se convirtió en una de las fechas más importante del año.
Después de contarle como cambió mi vida esa gente a la que aprecio y seguiré apreciando y apoyando hasta el final, me parece verdaderamente increíble que no nos hayan dejado participar en la peregrinación de jóvenes a la ermita de los Santos de Alcalá, a nosotros los jóvenes, igual y de la misma forma que no nos dejáis montar el belén, nuestro belén, que era una forma más de mantenernos todos unidos. ¿Qué daño íbamos a hacer? ¿Qué es lo siguiente que nos vais a prohibir? ¿Ir a misa? ¿Entrar en cualquier Iglesia?
Pero en cambio si puedo ver como a los candidatos no electos José Luis Mateos y Cayetano Guerrero, que nada han hecho por su Hermandad, pueden participar en misa de monaguillo. A nosotros los jóvenes no se nos permite hacer nada, a ellos sí.
¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Dónde están esas personas que decían que lucharía por que los jóvenes siguieran creyendo en Dios?
Antes éramos más de 15 jóvenes en nuestra hermandad, más de la mitad ya se rindieron, por culpa de todas esas cosas que nos estáis prohibiendo.
Pero que sepáis que yo, Rocío Bermúdez no voy a ser una más de esa mitad, que se va a cansar, voy a estar ahí hasta el final, porque yo, he estado ahí dentro y he podido ver como ha sido todo, lo injusto que han sido con los míos, con esa gente que es y será mi familia para toda la vida.
No voy a cansarme nunca, ni rendirme, hasta que todo sea como antes, todos juntos como hermanos, como Jesús dijo.
Tan sólo soy una joven de 18 años, de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Sangre de Medina Sidonia.
Hace unos 4 años me acerqué a la Iglesia de la Vitoria por casualidad, nunca me había llamado la atención pertenecer a ninguna hermandad ni nada de eso, mi compromiso con Dios era ir a misa los Domingos y poco más, pero aquel día sobre esta fecha cambió todo.
Al entrar me encontré con un grupo de jóvenes haciendo un belén, y sin apenas conocerlos me animaron a que les ayudara y me ofrecí. Desde entonces todo cambió.
Me di cuenta que aquello era como una familia, que había gente de mi edad en mi pueblo que creía incondicionalmente en Dios, que les gustaba ir a misa, y pronto empecé a formar parte de ellos.
Me resultó muy extraño porque hoy en día es muy difícil encontrar a un grupo de jóvenes en una Iglesia incluso los fines de semana, poniendo tanto empeño en crear un belén.
Iba pasando el tiempo y aquello iba a mejor, nos queríamos todos, me hice hermana de aquella hermandad, que era mi familia, pero como suele pasar, siempre hay alguno dispuesto a fallar a su propia familia por tal de tener el poder.
Estos años en esa hermandad me unieron más a Dios, hacíamos actividades por nuestra hermandad, íbamos de Camping, abríamos la Iglesia en jornada de puertas abiertas, montábamos los triduos, me vestía de monaguilla en misa, y la Semana Santa se convirtió en una de las fechas más importante del año.
Después de contarle como cambió mi vida esa gente a la que aprecio y seguiré apreciando y apoyando hasta el final, me parece verdaderamente increíble que no nos hayan dejado participar en la peregrinación de jóvenes a la ermita de los Santos de Alcalá, a nosotros los jóvenes, igual y de la misma forma que no nos dejáis montar el belén, nuestro belén, que era una forma más de mantenernos todos unidos. ¿Qué daño íbamos a hacer? ¿Qué es lo siguiente que nos vais a prohibir? ¿Ir a misa? ¿Entrar en cualquier Iglesia?
Pero en cambio si puedo ver como a los candidatos no electos José Luis Mateos y Cayetano Guerrero, que nada han hecho por su Hermandad, pueden participar en misa de monaguillo. A nosotros los jóvenes no se nos permite hacer nada, a ellos sí.
¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Dónde están esas personas que decían que lucharía por que los jóvenes siguieran creyendo en Dios?
Antes éramos más de 15 jóvenes en nuestra hermandad, más de la mitad ya se rindieron, por culpa de todas esas cosas que nos estáis prohibiendo.
Pero que sepáis que yo, Rocío Bermúdez no voy a ser una más de esa mitad, que se va a cansar, voy a estar ahí hasta el final, porque yo, he estado ahí dentro y he podido ver como ha sido todo, lo injusto que han sido con los míos, con esa gente que es y será mi familia para toda la vida.
No voy a cansarme nunca, ni rendirme, hasta que todo sea como antes, todos juntos como hermanos, como Jesús dijo.
Por último quiero pedirle que nos dé cita, para que nos explique el por qué de esta discriminación y si es cierto que usted lo quiere, buscaremos una solución a para la Hermandad.
ROCIO BERMUDEZ GOMEZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.